viernes, 8 de febrero de 2008
domingo, 3 de febrero de 2008
Santo Sudario de Oviedo
Se trata un pañuelo de lino manchado de sangre y alguna quemadura de velas, de forma rectangular con una medida de 83x53 centímetros venerado como una de las prendas funerarias descritas en Jn 20, 7.
San Juan menciona un «sudario» (σουδαριον) que cubría la cabeza, y una «prenda de lino» o «vendajes» (οθονιον—othonion) cubriendo el cuerpo. Se cuenta que el sudario de Oviedo fue la prenda que cubrió entonces la cabeza de Jesús y que encontró el apóstol S. Pedro en la tumba vacía de Jesucristo y que recogió junto con la Sábana Santa de Turín.
Historia
Arca santa de Oviedo, que albergaba el santo sudario
En España, se puede constatar la existencia y estancia del pañolón en Oviedo desde el siglo VII. Su localización en fechas anteriores es más incierta, aunque algunos estudiosos lo sitúan en el Jerusalén del siglo I. También se cree que salió de allí ante el ataque de los persas pasando por el norte de África hasta Cartagena, Sevilla, Toledo y por fin Oviedo.
Arca santa de Oviedo, que albergaba el santo sudario.
El Santo Sudario se expone al público sólo tres días al año que son el Viernes Santo, el 14 de septiembre y el 21 de septiembre, San Mateo. El resto del año se encuentra depositado en la cámara santa.
Pruebas científicas
El primer estudioso sobre el paño Mons. Giulio Ricci (miembro de la curia vaticana y Presidente del "Centro Romano di Sindonología"). Un estudio de 1999 por Mark Guscin, miembro del equipo de investigación polifacética del Centro Español de Sindología, investigó la relación entre ambas prendas.
Basándose en la historia, patología forense, composición sanguínea (de tipo AB, como la de la sábana santa de Turín), y patrones de las manchas, concluyó que ambas prendas cubrieron la misma cabeza en dos momentos distintos, pero próximos entre sí. Avinoam Danin asintió con este análisis, añadiendo que los granos de polen del pañolón coinciden con los de la sábana.
La cruz de los ángeles en primer término, detrás se puede ver el santo sudario, el cuál está metido en un relicario de cristal.
Los incrédulos sostienen que el argumento es espurio. Puesto que niegan las manchas de sangre en la sábana, las del pañolón son irrelevantes.
Granos de polen
Los investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén informaron de la presencia de granos de polen en las muestras, pertenecientes a especies primaverales de Palestina.
Los investigadores israelíes también detectaron siluetas de distintas flores en la tela. Basándose en las especies identificadas, han sugerido que deben provenir del entorno de Jerusalén, en los meses de marzo o abril. En el área frontal, la que correspondería a la corona de espinas, hallaron vestigios de Gundelia tournefortii, que en el área de Jerusalén es exclusiva de este periodo del año. Este análisis está basado en la interpretación de varios patrones en el sudario como plantas particulares.
El análisis forense de las manchas de sangre en la sábana y pañolón llevan a creer que ambas prendas debieron cubrir la misma cabeza en momentos muy próximos. Siguiendo los patrones de las manchas, el hombre estaba en posición vertical cuando se colocó el pañolón sobre su cabeza, tal vez mientras colgaba de la cruz. Esta prenda se habría retirado posteriormente antes de extender la sábana.
Conclusiones del estudio hematológico forense realizado por el EDICES
• El Santo Sudario muestra una serie de manchas originadas por sangre humana, del grupo AB.
• Este lienzo está sucio, arrugado, parcialmente roto y quemado, está manchado y tiene un elevado nivel de contaminación pero no muestra signos de manipulación fraudulenta.
• Parece ser un lienzo mortuorio que, con toda probabilidad, estuvo colocado sobre la cabeza del cadáver de un hombre adulto, normalmente constituído.
• El Hombre del Sudario tenía barba, bigote y pelo largo, recogido en la nuca en coleta.
• En la zona suboccipital, presentaba una serie de heridas punzantes, producidas en vida, que habían sangrado alrededor de una hora antes de colocar el lienzo mortuorio sobre ellas.
• Su boca estaba cerrada y la nariz aplastada y desviada hacia la derecha por la presión de lienzo mortuorio.
• Dicho sujeto era cadáver. El mecanismo de formación de las manchas es incompatible con cualquier posible movimiento respiratorio.
• El Hombre del Sudario padeció un gran edema o encharcamiento pulmonar como consecuencia del proceso terminal. Sobre el lienzo que estuvo en contacto con la cara del cadáver, aparecen numerosas manchas originadas por líquido de edema pulmonar y sangre en la proporción 6:1 producidas en momentos distintos y consecutivos.
• Ocurrida la muerte, el cadáver estuvo en posición vertical, en torno a una hora, y tenía, al menos, el brazo derecho levantado y la cabeza flexionada 70 grados hacia adelante y 20 grados a la derecha en relación a la vertical.
• Posteriormente, sin alterar la posición de los brazos fue colocado en decúbito prono lateral derecho, manteniendo el giro de la cabeza 20 grados a la derecha y colocando ésta a 115 grados respecto a la vertical, con la frente apoyada sobre una superficie dura, posición en la que se le mantuvo alrededor de 45 minutos.
• Posteriormente el cadáver fue movilizado al tiempo que una mano ajena, en diversas posiciones trataba de contener la salida de líquido serohemático por la nariz.
• Por último fue colocado en decúbito supino.
Nuevas investigaciones
Recientes investigaciones han abierto una nueva vía de investigación sobre la autenticidad del Sudario de Oviedo, basándose en Nono de Panópolis, quien describe cómo se hacían nudos en el siglo V, y poniéndolos en relación con los nudos del pañolón.
Bibliografía
• La Sábana Santa y el Santo Sudario : La Coruña, El Arca de Papel, 2001 ISBN 84-95637-18-9
• El Santo Sudario de Oviedo : Granda, Madú ediciones, 2004 ISBN 84-95998-26-2
• El Santo Sudario de la Catedral de Oviedo : Ayuntamiento de Oviedo, 1997 ISBN 84-605-7189-0
• El Sudario de Cristo, DVD producido por GOYA Producciones: ISBN 84 213 94513204 http://www.goyaproducciones.es/
• Entrevista televisiva a José Delfín Villalaín, Catedrático de Medicina Legal y Forense que dirigió los estudios hematológicos del Santo Sudario de Oviedo: Puede ver esa entrevista en:
http://www.libertaddigital.tv/ldtv.php/programas/ver-corriael/el_sudario_de_cristo/
sábado, 2 de febrero de 2008
Sobre la Eucaristía
Recibir la Eucaristía es una de las condiciones para ganar el Jubileo del Año Santo de la Cruz. A continuación expongo algunas ideas a tener en cuenta para recibir la Comunión con fruto.
¿Qué aspectos abarca el sacramento de la Eucaristía?
Este sacramento abarca tres grandes aspectos:
- En la Eucaristía está realmente Jesucristo, con todas las consecuencias de adoración, respeto, deseo de acompañarle en los Sagrarios, cuidados materiales, etc.
- En la Misa se repite el sacrificio de la Cruz, y es lo más grande que los hombres podemos ofrecer a Dios.
- En la Comunión se recibe al mismo Jesucristo, y así viene a ser alimento que restaura y repara las fuerzas del alma, a la vez que nos une y transforma en Cristo. En la comida terrena el alimento pasa a ser cuerpo humano; aquí en cambio, es el hombre quien se va divinizando.

¿Qué se requiere para recibir la sagrada Comunión?
Para recibir la sagrada Comunión se debe estar plenamente incorporado a la Iglesia Católica y hallarse en gracia de Dios, es decir sin conciencia de pecado mortal. Quien es consciente de haber cometido un pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar. Son también importantes el espíritu de recogimiento y de oración, la observancia del ayuno prescrito por la Iglesia y la actitud corporal (gestos, vestimenta), en señal de respeto a Cristo.
nº 291.Del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (28.6.2005).
“Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna” (Jn. 6, 54). Se recibe al mismo Cristo. Se tiene acceso a la Vida Eterna. Es un gran privilegio. Es necesario hacerlo lo más dignamente posible.
“Quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo” (1 Cor. 11, 27-29).
¿Indispensable, conveniente o necesario confesarse antes de comulgar?
Salvo que se esté en pecado mortal no es indispensable confesarse antes de comulgar.(Para ganar el Jubileo, otra de las condiciones es confesarse en un intervalo de 15 días, y siempre, si se está en pecado mortal, hacerlo antes de recibir la Eucaristía).

La persona puede haber pasado cierto tiempo sin confesión y aún comulgar, pues siempre que no haya cometido algún pecado mortal, sigue en estado de gracia. Por lo tanto, puede comulgar.
Confesarse al menos una vez al año
Sin embargo, ese tiempo entre confesión y confesión, para el que ha cometido un pecado mortal, no puede ser más largo de un año, porque la Iglesia exige que todo católico en esa situación se confiese al menos una vez al año. Es uno de los Mandamientos de la Iglesia.
Comunión y pecados veniales
Aunque la Comunión borra los pecados veniales, no es una práctica saludable acostumbrarse a pasar mucho tiempo sin confesarse, pues en el Sacramento de la Confesión se reciben gracias específicas para el fortalecimiento de la voluntad en la lucha contra el pecado. Y estas gracias son muy necesarias para los pecados graves, pero también para los pecados veniales, sobre todo si son pecados habituales.
¿Para qué ir a Misa si no puedo Comulgar?
Para ofrecer a Dios el sacrificio redentor de Cristo. Es cierto que la Iglesia recomienda -para una participación más plena- que aquellos que están en condiciones de hacerlo, comulguen. Pero esto no quita que se pueda participar activamente en la Misa sin comulgar. Son dos cuestiones distintas. Y la comunión siempre presupone las debidas disposiciones, sin las cuales, haría daño, mucho daño al alma de quien comulga.
Además en el caso de la misa dominical, no asistir a Misa añadiría otro pecado mortal a la persona. El cumplimiento del precepto dominical es absolutamente independiente de la Comunión, y se cumple con la asistencia a Misa.

Sentido del ayuno
- Debe haber pasado una hora sin tomar alimentos. La hora es lo que se entiende por una hora. No marear con casuísticas. Los enfermos y asimilados están dispensados de esta norma.
La Iglesia no pretende limitar la Comunión y que sean menos los fieles que comulgan, sino velar por el respeto y la veneración a tan gran sacramento porque recibimos al mismo Cristo.
¿Me voy a perder de comulgar por cinco minutos?
Sí, porque nadie te obligó a comer.
En realidad nadie te prohíbe comulgar. Sencillamente no te has preparado lo suficiente: te faltan unos minutos de preparación y por respeto a la Eucaristía, no querrás ser descortés con el Señor. Es precisamente el amor a la Eucaristía lo que te lleva a no comulgar.
Es mejor no comulgar obedeciendo a la Iglesia que comulgar desobedeciendo
Es imposible que sea grato a Dios que comulguemos desobedeciendo. Seguro, sin lugar a la menor duda, es más grato a Dios que no comulgues si te falta el tiempo de ayuno como expresión de respeto y obediencia, que comulgar por capricho yendo en contra de la ley de la Esposa de Cristo: ¿te acuerdas del "todo lo que ates en la tierra será atado en el cielo"?
¿Dijo Jesús que debíamos comer su cuerpo?
Sí. Seguro que lo dijo. Sus palabras son tan claras como el cristal.
En la Última Cena Jesús dijo a sus discípulos: “Tomad y comed todos de él; porque éste es mi cuerpo....”
También dijo:
“En verdad, en verdad os digo: Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.” (Jn 6, 53-55).
Durante la Misa recibimos la carne y sangre reales de Cristo, presentados bajo la apariencia de pan y vino. Citas relacionadas: Mt 26, 26-28 ; Lc. 22, 19 ; Hch 2, 42-46
¿Que pierdo si no comulgo?
Si dejas una vez de recibir la Santa comunión, considera lo que pierdes:
1) Pierdes una ocasión de ver personalmente a Jesús autor de la vida espiritual y de toda santidad.
2) Pierdes un aumento especial de gracia santificante, que embellece tu alma y la hace mas grata a los ojos de Dios.
3) Pierdes la gracia sacramental a la que tienes derecho en tiempo de las tentaciones.
4) Pierdes la preciosa oportunidad de recibir el perdón de tus pecados veniales.
5) Pierdes la influencia amortiguadora de las pasiones.
6) Pierdes la ocasión de recibir la remisión parcial de los penas temporales de tus pecados.
7) Pierdes los gozos espirituales que cada comunión suele producir.
8) Pierdes un aumento de gloria por toda la eternidad.
9) Y quizá pierdas:
a) el control sobre tus pasiones.
b) una gracia especial que por mucho tiempo vienes pidiendo.
c) la conversión o salvación de algún alma.
d) la salvación de algún alma de un pariente en el purgatorio...
¡De qué gracias te privas si omites una sola Comunión!
martes, 29 de enero de 2008
Calendario de Peregrinaciones a la Catedral de Oviedo y Covadonga
El Año Santo concentrará en la catedral de Oviedo y en la basílica de Covadonga los actos fundamentales bien organizados por arciprestazgos, sectores pastorales o colectivos, o bien aquellos fieles que tengan la iniciativa personal como motivación.
Estos actos, que principalmente consistirán en peregrinaciones, estarán vinculados a la preparación del Sínodo Diocesano.
El calendario de peregrinaciones preparado por la Comisión del Sínodo, comprende desde el mes de febrero al mes de septiembre, en el cual se concentrará el mayor número de peregrinaciones junto con el mes de mayo.

El desarrollo de las previsiones es el siguiente:
Febrero
2: Peregrinación de la Vida Religiosa
16: Arciprestazgo de Gijón.
23: Arciprestazgo de El Nalón.
Marzo
1: Arciprestazgo de Pravia y Aviles.
8: Arciprestazgo de Oviedo.
15: Peregrinación de Jóvenes.
Abril
5: Arciprestazgo de Covadonga
12: Arciprestazgo de Llanes
19: Arciprestazgo de Siero y El Fresno
26: Peregrinación de Catequistas
27: Peregrinación de enfermos
Mayo
3: Arciprestazgo de Villaviciosa
10: Arciprestazgo de El Eo
11: Pentecostés: Peregrinación del Apostolado Seglar y Acción Católica
12 : San Juan de Ávila: Peregrinación de sacerdotes.
17: Arciprestazgo de Villaoril
22: Peregrinación de Cáritas
24: Arciprestazgo de El Acebo
31: Arciprestazgo de El Caudal
Junio
22: Peregrinación de las Familias
Agosto
23: Peregrinación de los misioneros y sus familias

31: Peregrinación de la Vicaría de Occidente a Covadonga
Septiembre
1: Peregrinación de los Arciprestazgos de Siero, El Fresno y Pravia a Covadonga
2: Peregrinación del Arciprestazgo de Oviedo a Covadonga
3: Peregrinación del Arciprestazgo de Gijón a Covadonga
4: Peregrinación del Arciprestazgo de Aviles a Covadonga
5: Peregrinación del Arciprestazgo de el Nalón a Covadonga
6: Peregrinación del Arciprestazgo de El Caudal a Covadonga
7: Peregrinación de los jóvenes a Covadonga
La Santa Sede concede Indulgencia Plenaria para 2008
La Catedral y la Basílica de Covadonga serán lugares jubilares
El rescripto de la Penitenciaría Apostólica establece un amplio marco de concesión de las indulgencias: comienzo y clausura del año jubilar, solemnidades y fiestas litúrgicas, peregrinaciones en grupo a los lugares señalados, visitas privadas a las Cruces o a La Santina con el rezo del Padre Nuestro, Credo e invocación de María.
Asimismo la Santa Sede faculta al arzobispo de Oviedo para que, “con ocasión del Jubileo Archidiocesano, en un día que habrá de señalarse previamente”, imparta “la bendición papal con la aneja indulgencia plenaria”.
domingo, 27 de enero de 2008
Oviedo, Corte y Sede Episcopal
La condición de sede regia de la nueva diócesis -Ovectao-Ovetum-, por estar situada en la capital del reino astur: la ciudad que se había organizado en torno a un pequeño núcleo monástico -S. Vicente- situado en una comarca central de la región, rodeada de emplazamientos castreños y con señales inequívocas de poblamiento romano, tuvo su época de esplendor mientras Oviedo fue corte de reyes.
Quizá ese primer auge pudo servir de apoyo para la formación de la leyenda posterior sobre su supuesta metropolitanidad. A la muerte de Alfonso III (910) los reyes trasladan el trono a León y el obispado de San Salvador comienza un período poco conocido. Con todo, desde mediados del siglo XI los prelados ovetenses tienen ya perfiles bien definidos y un relieve social en consonancia con la nueva aristocracia asturiana en fase de ascenso y consolidación. En el episcopologio de este siglo brillan con luz propia los nombres del catalán Poncio, abad de Sant Serni de Tabernoles (1033/28-1035), y de los asturianos Froilán (1035-73) y Arias, primer abad de San Juan de Courias (1073-94).
Con ellos y especialmente con éste último, empieza el movimiento de devoción popular a las Reliquias del Arca Santa, al convertirse la catedral ovetense en etapa destacada de las peregrinaciones jacobeas, un fenómeno europeo con importantes repercusiones positivas para la apertura de la capital asturiana y de toda la diócesis a las corrientes económicas, culturales y religiosas de aquellos siglos, que se manifiestan en la floración de importantes señorios y cenobios de tradición benedictina-cluniacense, de Fontevrault y del Cister, diseminados por la difícil geografía astur.
EL OBISPO REFORMADOR
D. Pelayo (1101-1130), probablemente el personaje más destacado de todos los siglos medievales, utiliza de forma admirable su pluma y las falsificaciones incorporadas en el Liber Testamentorum y en un centón conocido como Corpus Pelagianum, para defender la autonomía de su diócesis - exenta por privilegio pontificio desde 1105, hasta 1851- frente a las pretensiones de las poderosas metrópolis que entonces se estaban reorganizando en plena expansión territorial de la llamada reconquista, y para defender los limites de una circunscripción diocesana supuestamente antigua que en realidad nunca existió, pero que sirvió para que Oviedo extendiera sus límites mucho más al sur de los Pirenneos montes o Cordillera Cantábrica, hasta el concordato de 1954.
El gran prelado también utilizó el arma de las falsificaciones para consolidar jurídicamente los dominios del señorío episcopal y del capitular. Gutierre de Toledo (1377-89) culminará el proyecto feudal pelagiano, consiguiendo para la mitra el título y las bases territoriales del condado de Noreña.
Hombre del equipo de confianza del segundo rey Trastamara, Juan I, pone en marcha un notable programa de reforma disciplinaria en el clero capitular y monástico, que le sirvió para pasar a la historia con el marbete de obispo reformador.
EL OVIEDO TRIDENTINO
A finales del Medievo, en pleno Renacimiento ya, figuran en las series episcopales de Oviedo nombres importantes de personalidades, que destacaron dentro de las corrientes cultas de aquellos siglos más por sus actividades humanísticas que por su condición de pastores, ya que fueron verdaderamente absentistas. Los nombres de Rodrigo Sánchez de Arévalo (1467-70) y de Diego de Muros (1512-1525) pueden ser considerados los más representativos.
La Reforma de Lutero no parece haber pasado por la iglesia asturiana y el movimiento de Reforma católica tridentina tardará bastante en implantarse. La aplicación de la disciplina reformística se debió especialmente a Juan Alvarez de Caldas, que celebra el conocido sínodo del 1602 -publicado dos años más tarde- y a las comunidades de dominicos y jesuitas. Los primeros desde el convento ovetense del Rosario (1518) y los discípulos de San Ignacio en el famosísimo colegio de San Matías, que fue enseguida un poderoso centro de irradiación cultural, fundado en la capital ovetense por Magdalena de Ulloa en la segunda parte de esta centuria.
El Seminario conciliar, un instrumento esencial previsto por Trento para la reforma de clero con una formación espiritual y religiosa adecuadas, tardará mucho tiempo en abrir sus puertas: hasta el 1851, gracias a los desvelos del obispo Ignacio Díaz Caneja.
La Universidad de Oviedo, fundación del inquisidor general Fernando de Valdés, que fue inaugurada el año 1608, suplió, de algún modo, las enseñanzas de las ciencias eclesiásticas desde su cátedra de Teología. Y los clérigos disponían también, desde hacía siglos, de Colegios Universitarios en Salamanca, entre los que destaca el llamado de Pan y Carbón, fundado por D. Gutierre (1382), el de San Salvador, obra de Diego de Muros y el de San Pelayo de los Verdes, creado a expensas del propio Fernando de Valdés.
En el mismo Oviedo funcionó desde 1593, a manera de Seminario, el de San Pedro de los Verdes, obra del canónigo Pedro Suárez (1593) y el de San José, para los niños cantores, creado por otro miembro del cabildo ovetense, Pedro Díaz de Oseja (1662).
LOS SIGLOS XVIII y XIX
En la época del llamado “absolutismo regio”, durante el siglo XVIII sobre todo, los responsables de la diócesis de Oviedo siguieron las rigurosas pautas trazadas por la monarquía regalista. Cualquier iniciativa reformadora había que hacerlo desde dentro del sistema sociopolítico, que no dejaba demasiados resquicios para grandes planes de reforma ni siquiera para novedades llamativas que pudieran ser introducidas en la legislación sinodal.
La obra pastoral de Agustín González Pisador, que supo moverse con extraordinaria habilidad en los tupidos entresijos del regalismo borbónico, cubre una buena parte de la centuria (1760-91). La historia eclesiástica de la iglesia asturiana del siglo XIX lleva la impronta bien reconocible de los más importantes avatares de la época.
Sabe situarse del lado patriótico y legitimista en el alzamiento contra los franceses y se mueve con mayor dificultad en los períodos de alternancia entre el predominio de liberales y conservadores, mostrándose más proclive siempre hacia las corrientes de este signo. A finales del siglo sobresalen por su modernidad y por el compromiso con la doctrina social de la Iglesia Martínez Vigil (1884-1904) y Juan Bautista Luis Pérez: responsable del último sínodo diocesano celebrado en Asturias, todavía en vigor (1923; public. 1926) y, sobre todo, la descollante y comprometida obra y trayectoria sociales del canónigo Maximiliano Arboleya.
FIN DE SIGLO XX
En 1954 Oviedo se convierte en sede arzobispal, comprendiendo en su jurisdicción metropolitana las de León, Santander y Astorga y perdiendo, en beneficio de éstas, los territorios allende los montes cantábricos y en las tierras de “pan llevar”, como eran las del arcedianato de Benavente. En este año el obispo de Oviedo depone el título, ya sin contenido social efectivo, de conde de Noreña.

El 7 de enero de 2002 el Papa designa Arzobispo Metropolitano de Oviedo al Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Carlos Osoro Sierra, de cuya Diócesis toma posesión el 23 de febrero de 2002, acompañado de treinta y siete obispos.
Puerta principal de la Catedral
La catedral de Oviedo es una catedral de estilo gótico que se encuentra en la ciudad de Oviedo, en el Principado de Asturias, España. Es conocida también como sancta ovetensis, refiriéndose a la calidad y cantidad de las reliquias que contiene. Está consagrada a San Salvador.
Historia

El rey asturiano Fruela I (del 757 al 768), mandó construir una iglesia en el terreno donde hoy se encuentra la actual catedral de Oviedo. La iglesia se consagró a San Salvador.
Alfonso II el Casto, rey de Asturias (del 791 al 842), hijo del anterior, al trasladar la capital del reino a Oviedo, mandó edificar todo un conjunto edilicio en los mismos terrenos, aprovechando algunos espacios de la antigua iglesia de San Salvador. En las excavaciones hechas en el año 1940 salieron a la luz algunos restos que dieron fe, junto con los documentos escritos, de la existencia de aquellos edificios. De la época de Alfonso II quedan en la actualidad:
• La capilla palatina (que hoy se conoce como Cámara Santa).
• La torre de San Miguel, que fue el campanario de la iglesia.
Las siguientes construcciones e innovaciones fueron en el siglo XII. Se sabe documental y arqueológicamente que existió una catedral románica con su claustro. También de esta época han llegado restos hasta nuestros días:
• El último cuerpo de la Torre Vieja.
• Las bóvedas de la llamada Cámara Santa.
• Las esculturas de esta cámara que forman un Apostolado de gran valor artístico.
En el siglo XIII hubo otra renovación. Las obras se empezaron por la Sala Capitular y siguieron por el claustro. El templo se comenzó a fines del siglo XIV y en el siglo XVI se termina el pórtico y la torre de la fachada. Es lo que podemos contemplar de la catedral actual. En los siglos siguientes se hicieron obras y mejoras en muchas de las capillas.
Descripción del edificio
Vista de la torre.
Es de estilo gótico florido. Se tiene documentación del siglo XV con la que se demuestra que trabajaba en ella Bartolomé Solórzano, arquitecto procedente de Trasmiera (Cantabria) y que había intervenido ya en la catedral de Palencia.

Exterior
• Torre gótica con un hábil retranqueo de sus cinco cuerpos. Es torre única pues no pudo construirse la otra por falta de presupuesto. Torre famosa en la literatura española del siglo XIX pues es una de las protagonistas inertes de la novela de Leopoldo Alas «Clarín» La Regenta. Desde su altura y con ayuda de un catalejo, vigilaba la ciudad Don Fermín de Pas, el Magistral.
• Pórtico, formado por tres puertas que corresponden a las tres naves. Las puertas son de nogal del siglo XVIII. Las dos hojas de la puerta del centro están dedicadas a San Salvador y a Santa Eulalia de Mérida, ambos patronos de la catedral y del Principado de Asturias. Se accede al templo por la puerta de la izquierda.
Claustro de la Catedral
Interior
El templo, de planta de cruz latina, originalmente contaba con una cabecera de tipo escalonado, con un ábside semicircular central flanqueado por otros dos ábsides menores; en el Barroco se reformó en parte esta zona del coro para construir un deambulatorio con capillas radiales. Organizada en tres naves, la central más ancha que las laterales, la catedral igualmente presenta capillas abiertas entre los contrafuertes, solución arquitectónica habitual en este tipo de edificios. Los soportes que separan las naves y sostienen las bóvedas son de tipo fasciculado, formados por grandes bloques pétreos trabajados a la manera de manojos de haces; en alzado, el templo presenta una organización tripartita claramente apreciable: arcadas de separación de naves (ojivales y molduradas), triforio (formado por parejas de vanos, decorados con sinuosa tracería y antepecho de puro estilo flamígero) y claristorio con ventanales vidriados. Las bóvedas que cubren los diversos tramos son de crucería, aunque de gran complejidad dada la cronología avanzada del edificio.
• Capilla de Santa Eulalia de estilo plateresco del siglo XVII.
• Capilla de la Anunciación o de los Vigiles del siglo XVII. Grandiosidad decorativa. Tiene una reja hermosa del siglo XVII.
Retablo mayor de la Catedral
• Retablo de la Inmaculada en el crucero, en el lado norte. Del siglo XVIII. Era el lugar preferido de los peregrinos junto con la de Santa Eulalia y la hornacina de la Hidria (palabra que nos viene del griego a través del latín y que significa cántaro o vasija grande).
• Hornacina de la Hidria, de siglo XV. Según se cuenta, la hornacina contiene una de las 6 tinajas de las Bodas de Caná. Admite 100 litros. Se muestra al público el 21 de septiembre, festividad de San Mateo y se puede beber del agua previamente bendecida. Normalmente está cerrada al público y pasa totalmente desapercibida.
• Capilla del Rey Casto. A la izquierda de la puerta y antes de entrar se puede ver una inscripción pétrea de Alfonso III el Magno. En esta capilla estuvieron sepultados algunos reyes asturianos. Fue el primer panteón de la monarquía española.
Sobre las pechinas de los arcos torales hay bustos de varios reyes asturianos.
En la nave norte hay un buen retablo de la Virgen de la Luz del siglo XVI, de la escuela de Juan de Juni. A su lado, cuatro pequeños apóstoles; en el ático está la figura de Dios Padre. Tiene también dos imágenes en mármol de San Pedro y San Pablo del siglo XVIII. Había la costumbre de girar la llave de San Pedro para abrir al alma las puertas del cielo.

En el centro de la capilla hay un misterioso sarcófago con valiosísima lauda del siglo VI. Contuvo el cuerpo de un tal Ithacio, que se cree, fue un niño.
• Capilla Mayor. Tiene un grandioso retablo mayor que representa la vida de San Salvador. Intervinieron en él, Giralte de Bruselas, León Picardo, Alonso Berruguete y Juan de Balmaseda. Hay cuatro escudos en las esquinas pertenecientes a los prelados que mandaron realizar la obra.

• Imagen de San Salvador, escultura delsiglo XIII que está adosada al pilar del arco sur del crucero (en la girola). Era la meta principal para los peregrinos. A sus pies rezó largamente el papa Juan Pablo II en 1989.
• Capilla del Santo Cristo de Velarde, gótica. Su retablo es barroco y en el centro hay un Cristo crucificado atribuido a Berruguete (siglo XVI). Es una de las joyas más valiosas de la catedral.
• Capilla de San Martín, del siglo XVII. Retablo con la imagen del santo en el centro. Arriba, la Inmaculada. En el zócalo, los Padres de la Iglesia.
• El Claustro es obra gótica.
Lado norte y 2 tramos del este(contiguo a la sala Capitular), gótico clásico.
Lado sur y oeste, gótico del siglo XIV.
Lado oeste, gótico florido, siglo XV.
El piso superior es barroco del siglo XVII.
Sala Capitular gótica del siglo XIII. Retablo llamado de Las Lamentaciones, del siglo XV.
Panteón Real
Los reyes enterrados en la Catedral son:
Reyes de Asturias
• Fruela I (c740 †768 ), Rey de Asturias (757-768) y su esposa Munia
• Bermudo I el Diácono (789-791)
• Alfonso II el Casto (c. 765 †842); Rey de Asturias (791-842)
• Ramiro I (c. 790 †850) Rey de Asturias (843-850)
• Ordoño I (c. 830 †866) Rey de Asturias (850-866) y su esposa Munia
• Alfonso III el Magno (848 †910); Rey de Asturias (866-910) y su esposa Jimena (†912)
Reyes de León
• García I (c. 871 †914); Rey de León (910-914)
• Elvira (†921), esposa de Ordoño II, Rey de León. Su esposo se encuentra enterrado en la Catedral de León
• Fruela II (c. 875 †925), Rey de León (924-925)
• Urraca de Navarra (†956), esposa de Ramiro II, Rey de León. Su esposo se encuentra enterrado en San Isidoro de León
• Teresa (†después de 997), esposa de Sancho I el Gordo, Rey de León
sábado, 26 de enero de 2008
El Sacramento del Perdón, Confesión, Reconciliación
Una de las condiciones para ganar el Jubileo es confesarse. Expongo a continuación cómo puede hacerse una buena Confesión:
Por medio del Bautismo Dios nos hace hijos suyos. Sin embargo, no siempre nos portamos como buenos hijos de Dios. A veces le ofendemos con nuestros pecados. Se repite entonces al pie de la letra la historia del hijo ingrato que Jesús nos contó, y que tú conoces como la parábola del hijo pródigo (Lc 15.11-32). Fue el mismo Jesús quien, llevado de su amor por nosotros, nos dejó el Sacramento de la Penitencia. En él, el sacerdote, en nombre de Dios y de su Iglesia, nos perdona los pecados y nos devuelve la vida de la gracia.

Acércate a recibir frecuentemente este Sacramento. Serás así más amigo de Dios, recibirás, junto con el perdón de los pecados, nuevas fuerzas para seguir luchando y para vivir como un verdadero hijo de Dios en su Iglesia.
AL HACER TU CONFESIÓN
RECUERDA que para confesarte bien hacen falta cinco cosas:
1. Examen de conciencia para recordar los pecados cometidos después de tu última confesión bien hecha.
2. Dolor de los pecados, que es pesar, pena de haber ofendido a Dios tú Padre.
3. Propósito de enmienda, de no volver a cometerlos, de luchar por ser mejor.
4. Decir los pecados al confesor, con confianza y sinceridad. Sin callar ninguno por temor o vergüenza. Es bueno que te confieses también de los pecados veniales.
5. Cumplir la penitencia que te haya impuesto el sacerdote. Para evitar que se te olvide, cúmplela cuanto antes.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Te ayudará a hacer bien la Confesión leer despacio las preguntas que van a continuación. Puedes hacer también el examen por tu cuenta, recordando con sinceridad, delante de Dios, lo que has hecho después de tu última Confesión.
Oración antes del examen
¡Señor mío y Dios mío!, creo firmemente que estás aquí. Te pido la gracia de examinar sinceramente y conocer con verdad mi conciencia, descubriendo todos mis pecados y miserias: dame la fortaleza de confesarlos con toda fidelidad y verdad para merecer ahora tu perdón y la gracia de la perseverancia final. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
EXAMEN DE CONCIENCIA POR LOS MANDAMIENTOS
1º. ¿He negado o dudado deliberadamente alguna verdad de fe? ¿He leído o retenido libros, revistas o periódicos que van contra la fe o la moral? ¿Los di a leer a otros?
- ¿He murmurado externa o internamente contra el Señor cuando me ha acaecido alguna desgracia?
- ¿He abandonado los medios que son por sí mismos necesarios para la salvación (Oración, Sacramentos…)? ¿He procurado alcanzar la debida formación religiosa?
- ¿He recibido indignamente algún Sacramento?
2º. ¿He dicho blasfemias o palabras injuriosas contra Dios, los Santos o las cosas santas? ¿Delante de otros?
- ¿He jurado con mentira o con duda de si era verdad? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse?
- ¿He dejado de cumplir algún voto o promesa grave?
3°, y 1º a 4º de la Iglesia. ¿He faltado los domingos o días festivos a Misa? ¿He impedido que oigan la Santa Misa los que dependen de mí?
- ¿Me he distraído voluntariamente en ella o llegado tan tarde que no haya cumplido con el precepto?
- ¿Creo todo lo que la Iglesia católica enseña? ¿Discuto sus mandatos, que son mandatos de Cristo?
- ¿He observado la abstinencia los viernes de Cuaresma?
- ¿Me he confesado y he comulgado por lo menos una vez al año?
- ¿He callado en la confesión, por vergüenza, algún pecado grave? ¿He comulgado después alguna vez?
4º. ¿Desobedezco a mis superiores en cosas importantes?
- ¿He dado mal ejemplo a mis hijos, no cumpliendo con mis deberes religiosos, familiares o profesionales?
- ¿Los he corregido con firmeza en sus defectos o se los he dejado pasar por comodidad? ¿Los he amenazado o maltratado de palabra o de obra, o les he deseado algún mal grave o leve?
- ¿He descuidado mi obligación de ayudarles a cumplir sus deberes religiosos, de evitar las malas compañías, etc.?
- ¿Sacrifico mis gustos, caprichos, diversiones, etc., para cumplir con mi deber de dedicación a la familia? ¿Evito los conflictos con los hijos quitando importancia a pequeñeces que se superan con tiempo y buen humor?
- ¿He reñido con mi consorte? ¿Evito reprenderle, contradecirle o discutirle delante de los hijos? ¿Le he desobedecido o injuriado? ¿He dado mal ejemplo con ello?
- ¿He procurarlo avivar la fe en la Providencia y ganar lo suficiente para poder tener o educar más hijos?
5°. ¿He hecho daño de palabra o de obra a otros? ¿Se lo he deseado de corazón? ¿Tengo odio o rencor a alguien?
- ¿He escandalizado a otros incitándoles a pecar con mis conversaciones, mi modo de vestir, mi invitación a presenciar algún espectáculo o con el préstamo de algún libro o revista? ¿He tratado de reparar el escándalo?
- ¿He llegado a herir o quitar la vida al prójimo? ¿He participado de alguna manera en la realización de un aborto? ¿Me doy cuenta de que el aborto, voluntariamente provocado, es un pecado muy grave, es decir, un crimen? ¿He sido gravemente imprudente en la conducción de vehículos a motor? ¿Me he dejado llevar de la ira?
- ¿He atentado contra m¡ vida? ¿Me he embriagado o dejado llevar de la gula, comiendo más de lo razonable? ¿He tomado drogas?
6º y 9º. ¿Me he deleitado en pensamientos y deseos impuros? ¿He mirado, hablado o leído cosas deshonestas?
- ¿He tenido alguna acción torpe conmigo mismo o con otros? ¿Había alguna circunstancia que agravase dicha acción: parentesco, matrimonio, consagración a Dios, menor de edad?
- ¿He asistido a diversiones que me ponían en ocasión próxima de pecar? ¿Me doy cuenta de que ponerme en esas ocasiones es ya pecado?
- ¿He usado indebidamente del matrimonio? ¿He negado su derecho al otro cónyuge? ¿Hago uso del matrimonio solamente en aquellos días en que no puede haber descendencia, sin tener motivos graves que justifiquen esta manera de actuar?
- ¿He tomado fármacos para evitar los hijos? ¿He inducido a otras personas a que los tomen?'
-¿He faltado a la fidelidad conyugal con pensamientos o de obra? ¿Mantengo amistades que son ocasión habitual de este pecado de infidelidad? ¿Estoy dispuesto a dejarlas?
- En el noviazgo, ¿me acerco con más frecuencia a los Sacramentos de la Penitencia y la Comunión para tener más gracias de Dios? ¿Me están alejando de Dios esas relaciones? ¿Le pido a Dios en mi trato frecuente con Él que me haga más puro y generoso en el sacrificio?

7º y 10º, y 5º de la Iglesia. ¿He robado algún objeto o alguna cantidad de dinero? ¿He reparado o restituido pudiendo hacerlo?
- ¿Retribuyo con justicia el trabajo de los demás? ¿Cumplo con exactitud mis deberes sociales: seguros, impuestos, etc.?
- ¿He cumplido debidamente con mi trabajo, ganándome el sueldo que me corresponde? ¿He dejado, por pereza, que se produzcan graves daños en mi trabajo? ¿Trabajo pensando que a Dios no se le deben ofrecer cosas mal hechas? ¿Facilito el trabajo de los demás o lo entorpezco de algún modo, p. e. con rencillas, derrotismo. interrupciones, etc.? ¿He abusado de la confianza de mis superiores?
- ¿Tolero abusos o injusticias que tengo obligación de impedir? ¿Me dejo llevar de la acepción de personas o del favoritismo?
- ¿He prestado m¡ apoyo a programas de acción social y político inmorales y anticristianos?
- ¿He dejado de dar la ayuda conveniente a la Iglesia? ¿Hago limosna según mi situación económica? ¿Llevo con sentido cristiano la carencia de cosas necesarias?
8°. ¿He dicho mentiras? ¿He reparado el daño que se haya podido seguir? ¿Miento habitualmente porque es en cosas de poca importancia?
- ¿He descubierto, sin justa causa, defectos graves de otras personas, aunque sean ciertos, pero no conocidos? ¿He reparado de alguna manera, p. e., hablando de modo positivo de esa persona?
- ¿He abierto o leído correspondencia u otro escrito que, por su modo de estar conservados, se desprende que sus dueños no quieren dar a conocer? ¿He escuchado conversaciones contra la voluntad de los que las mantenían?
- ¿He calumniado atribuyendo a los demás lo que no era verdadero? ¿He reparado el daño o estoy dispuesto a hacerlo?
- ¿He hablado mal de los demás -personas o instituciones- con el único fundamento de que “me contaron” o de que “se dice por ahí". Es decir, ¿he cooperado de esta manera a la calumnia y murmuración?
- ¿Tengo en cuenta que las discrepancias políticas, profesionales o ideológicas no deben ofuscarme hasta el extremo de juzgar o hablar mal del prójimo, y que esas diferencias no me autorizan a descubrir sus defectos morales, a menos que lo exija el bien común?

(Yo pecador)
MODO DE CONFESARSE
Después de haberte examinado en la presencia de Dios y una vez arrodillado en el confesionario dirás:
Ave María Purísima (En algunos lugares se añade: bendígame, Padre, porque he pecado). Te santiguas.
A continuación puedes decir las palabras que le dijo San Pedro a Jesús: “Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo”.
Luego debes decir el tiempo que hace que no te confiesas y, a continuación, todos los pecados que hayas recordado en el examen de conciencia. Procura que tu confesión sea clara, breve, completa y muy sincera. Jamás calles algún pecado por vergüenza o por temor: debes confiar siempre en la misericordia de Dios, que es tu Padre y te quiere perdonar.
Después de confesar debes cumplir la penitencia que te haya impuesto el sacerdote. Es conveniente que lo hagas lo antes posible, especialmente si debes rezar algunas oraciones, para evitar que se te olvide.
Oración para después de haber confesado
Después de haberte confesado no dejes nunca de darle gracias al Señor por haberte perdonado de nuevo. Es un detalle de cariño de un buen hijo para con su Padre.
Te doy gracias, Dios mío, por haberme perdonado mis pecados v recibido de nuevo en tu amistad. Te pido, por los méritos de tu Hijo Jesucristo y de su Madre Santísima, la Virgen María, y de todos los Santos, suplas con tu piedad y misericordia cuanto por mi miseria haya faltado a esta confesión de suficiente contrición, pureza, e integridad. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Este folleto está editado en formato agenda. Puede solicitarlo a: perdonanza@gmail.com
El sacramento de la reconciliación, (1ª parte) (04:53)
El sacramento de la reconciliación, (2ª parte) (04:21)
sábado, 19 de enero de 2008
¿Qué son y cómo se ganan las indulgencias?
Las indulgencias son la remisión del mal que causan nuestros pecados. Si la culpa de nuestros pecados se nos perdona mediante el sacramento de la confesión, el mal que produce nuestro pecado se mitiga con el don de la indulgencia. Con el siguiente ejemplo se puede comprender mejor. Es como si una persona se hiciese una herida profunda en la piel. Se curaría dando unos puntos de sutura más la medicación oportuna, y, una vez curada la herida, siempre quedaría una cicatriz. Pues esa cicatriz que permanece en el alma después de un pecado grave, que se traduciría después de la muerte en tiempo de estancia en el Purgatorio, se puede borrar total o parcialmente según se gane la indulgencia plenaria o una parcial.

Así la define el Código de Derecho Canónico (c. 992):
"La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones, consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los Santos".
La indulgencia puede ser plenaria o parcial, según libere de la pena temporal debida por los pecados, totalmente o sólo en parte (c. 993).
La gracia del Jubileo, si se cumplen bien todas sus condiciones, es de indulgencia plenaria. Todo fiel, con las debidas condiciones, puede lucrar para sí mismo o aplicar por los difuntos, a modo de sufragio, las indulgencias tanto parciales como plenarias (c.994).
Condiciones para ganar el Jubileo
Para beneficiarse de las indulgencias plenarias concedidas por el Papa Benedicto XVI para este tiempo es prioritario vivir el deseo de acercarse al Señor. Pedir para que cada uno de nosotros veamos la necesidad de convertirnos a Él, cambiando todo lo que no es de Dios.
Además se nos exige:
• Visitar la Catedral de Oviedo y la Cámara Santa en donde se encuentran la Cruz de la Victoria y la Cruz de los Ángeles. También puede ganarse el Jubileo visitando la Basílica de Covadonga.
• Recibir los sacramentos de la penitencia (puede ser 15 días antes o después) y de la Comunión. Estos dos sacramentos realizan la conversión y el compromiso de amor con Jesús y nuestros hermanos.
• Hacer compromisos de conversión y de renovación.
• Rezar alguna oración (al menos, el Credo, el Padrenuestro y pedir por las intenciones del Papa) y hacer obras de caridad. Se recomienda asistir a la Santa Misa.
Para obtener indulgencia parcial es necesario:
• Realizar obras de misericordia, de penitencia o de evangelización.
• Participación en la eucaristía.
• Hacer el Vía Crucis u otros actos de piedad hacia la Cruz de Jesucristo.
• Participación en cualquier otro acto religioso previsto para todo el año jubilar.
• Visitar a los enfermos y orar por las necesidades de los que sufren.
• Dar testimonio público de la fe en Jesucristo.
• Tener algún gesto de perdón con algún vecino, conocido o familiar.
Hay otras muchas formas de obtener indulgencias parciales.
Año Jubilar de la Cruz, Año de Conversión
Año Santo o Jubilar es un tiempo en que la Iglesia concede singulares gracias espirituales a los fieles a imitación de lo que la Biblia dice del Año Jubilar de los Israelitas: cada 7 años era Año Sabático, en él recuperaba las tierras quien las había vendido por necesidad y los esclavos adquirían la libertad. Cada 50 años era Año Jubilar (Lv 25).

Imagen de San Salvador, escultura del siglo XIII que está adosada al pilar del arco sur del crucero (en la girola) de la Catedral de Oviedo. Era la meta principal para los peregrinos. A sus pies rezó largamente el papa Juan Pablo II en 1989.
Jesús dice que Él viene a anunciar un año de gracia del Señor (Lc 4,16). La Iglesia con el Año Jubilar concede también un especial año de gracia: El Año Santo es una gracia para todos y, singularmente, es una invitación a los que se encuentran distantes de una actitud de fe, para volver de nuevo a la vida cristiana. Los que necesitan médico son los enfermos (Mt 9,12), para volver al pastor de nuestras almas, si estamos descarriados (1 Pd 2,35).
El Jubileo o Año Santo es en la Iglesia Católica Romana una celebración ordinaria que se celebra cada 25 años y que tiene por objeto obtener la indulgencia plenaria.
El Jubileo católico tiene su origen en el Jubileo hebreo el cual encuentra sus raíces en el Antiguo Testamento al establecerse en Levítico (25:10) "Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresara a su familia".
El jubileo católico puede ser ordinario o extraordinario. El Año Santo ordinario, o año jubilar, es el celebrado en los intervalos preestablecidos mientras que el extraordinario, o jubileo, es el proclamado como celebración de un hecho destacado.
Este es el caso del Año Jubilar de la Cruz, por conmemorarse los 1.200 años de la Cruz de los Ángeles y los 1.100 años de la Cruz de la Victoria en la Catedral de Oviedo (Asturias).
La Cruz de los Ángeles
La Cruz de los Ángeles, es un relicario en forma de cruz griega, que se encuentra custodiado en la cámara santa de la catedral de Oviedo
La cruz de los ángeles es una cruz griega donada por Alfonso II el Casto para la catedral de Oviedo en el año 808 siendo la pieza de orfebrería más antigua que se conserva en Asturias.

La primera vez que aparece la imagen de la cruz es en el códice Emilianense en el año 976. En el siglo XIII se incluye en el escudo de Oviedo, hecho que perdura en nuestros días
Consiste en una cruz de madera de cerezo forrada por un paño de oro. Sus medidas son 46,5x45,5 cm. con un grosor de 2,5 cm2 . En el anverso está decorada por una filigrana de oro y, en el reverso destaca el medallón central y la inscripción de dación. La pedrería está formada por piedras semipreciosas (granate, cristal de roca, ágata, etc.) que se presentan pulidas y se aprovechan entalles y camafeos antiguos. Se puede destacar lo siguiente :
• El camafeo representa un busto de perfil derecho de joven campesina.
• Un entalle representa a la diosa Atenea.
• Otro presenta una cabeza caprina con cuerpo serpentiforme.
• Otro representa a Eneas saliendo de la muralla de Troya.
Se conservan tres anillas en la parte inferior de los brazos horizontales de las que colgarían las letras griegas alfa y omega, "principio y fin", según se puede observar en una representación de un capitel de la catedral de Oviedo.

La inscripción precisa la fecha de fabricación (ERA DCCCXLVI= año 808, pues está fechada en la “era hispánica” utilizada durante buena parte de los tiempos medievales, que comienza el año 38), el rey donante (ALFONSO II) y contiene sortilegios (HOC SIGNO VINCITUR INIMICUS...).
La inscripción, se debe leer en el siguiente orden, brazo superior-inferior-primera línea brazo derecho-primera lado izquierdo-segunda lado derecho-segunda lado izquierdo, una vez leída completa se puede traducir como:
Permanezca esto gratamente acogido en honor de Dios. Alfonso, humilde esclavo de Cristo, lo ofrece. Con este signo se protege al piadoso, con este signo se vence al enemigo. Quien se atreviere a arrebatarme, excepto donde mi libre voluntad me dejare, sea muerto por el rayo divino. Esta obra fue acabada en la era 846
La bendición con la Cruz de los Ángeles

El nuncio Manuel Monteiro, durante la ceremonia de apertura del año santo, con la Cruz de los Ángeles sobre el altar mayor de la Catedral.
Nadie recordaba tanta gente en la Catedral como la congregada el domingo 13 de enero de 2008 en la solemne apertura del año santo de la Cruz. Todos los bancos y las sillas auxiliares colocadas en las naves laterales se ocuparon y el espacio que quedó libre entre ellas fue tomado por cientos de personas que durante dos horas permanecieron de pie atentas a la solemne ceremonia y a la espera de recibir la bendición del nuncio del Papa con la Cruz de los Ángeles. Ése fue el momento más emocionante de la celebración, que reunió en Oviedo a una decena de obispos y en la Catedral a autoridades civiles de todo signo y a personalidades de ámbitos muy diversos.
La misa presidida por el nuncio papal Mons. Manuel Monteiro, con el presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Ricardo Blázquez, a su izquierda y el arzobispo de Oviedo, Mons. Carlos Osoro, a su derecha, comenzó a las cinco de la tarde, pero fue casi dos horas después, hacia las siete, cuando se produjo el acontecimiento más sobresaliente y excepcional de la ceremonia.
El deán depositó la Cruz de los Ángeles sobre una peana disimulada en una corona de laurel, sobre el altar, y la Schola Cantorum, dirigida por el maestro de capilla Leoncio Diéguez, entonó el himno «Victoria tu reinarás», que secundaron los fieles.
El acto de exaltación de la Cruz duró unos minutos, y al acabar el nuncio la tomó entre sus manos y la utilizó para bendecir los cuatro puntos cardinales, empezando por el Este. Al acabar, el deán y los canónigos volvieron a conducirla hasta la Cámara Santa, esta vez acortando el camino y saliendo directamente desde el altar hacia el crucero.
La Cruz de la Victoria
La Cruz de la Victoria, también llamada de Pelayo, revestida de oro y piedras preciosas por Alfonso III el Magno en el castillo de Gauzón y trasladada después al relicario de la santa catedral basílica de Oviedo donde se guarda.

Representa la obra más excelsa, realizada por orfebres asturianos y artistas procedentes del reino franco, que el rey Alfonso III mandó hacer como donación a la catedral de San Salvador de Oviedo el 27 de Marzo de 908, conmemoración del día de Pascua.
La cruz es de tipo latino, ensanchándose los brazos hacia sus extremos. En el enlace o centro de unión se encuentra una cajita relicario. En su anverso destaca el medallón de cristal de roca (sustituido por una amatista de color oscuro).
En su entorno se disponen 8 paneles de esmaltes y rodeando el conjunto 8 cabujones desaparecidos. La corona circular alterna cabujones con placas esmaltadas de diversa policromía, las cuales conservan figuras de un cuadrúpedo, un ave y un pez; los llamados tria genera animalium.
Placas esmaltadas que vuelven a repetirse en forma cuadrangular en los brazos con la representación nuevamente de los tria genera animalium. El reverso de la Cruz recoge la inscripción de donación de Alfonso III y su esposa Jimena en 908 y en la que se recoge el texto que resalta el signo de protección en que se ha convertido la Cruz: Con este signo se protege al piadoso. Con este signo se vence al enemigo.

Según la leyenda el alma de madera de roble de la Cruz de la Victoria, sería la cruz que llevaría Pelayo en Covadonga y con la que vencería al Islam. La realidad es que responde a la tradición presente en la Monarquía Asturiana, de recurrir a la Cruz como emblema y lábaro.
Es una Cruz de estructura similar a la Cruz de los Ángeles, a la que se añadieron esmaltes. La técnica (de origen bizantino a través de influjos mozárabes) empleada para elaborar esta cruz, fue utilizada posteriormente para la famosa Caja de las Ágatas, regalo de Fruela II en 910 a la Catedral de Oviedo, caja de madera con ónice, esmaltes en azul y rojo, piedras preciosas y esmaltes de metal, representaciones abstractas que evocan un lujo bárbaro que enlaza con la tradición visigoda aún más directamente que la arquitectura.
Comienza el Año de la Gran Perdonanza
El nuncio de Su Santidad, Mons. Manuel Monteiro, inaugurará el año santo en la Catedral de Oviedo. Mons. Monteiro presidirá la solemne misa con la que se iniciará el jubileo, mañana 13 de enero de 2008, Fiesta del Bautismo de Jesús, a las cinco de la tarde, y a la que el Arzobispado ha confirmado la asistencia de varios obispos del norte de España. Tras la celebración eucarística, la Cruz de los Ángeles será conducida en procesión desde la Cámara Santa hasta el Altar Mayor, y desde allí el nuncio bendecirá con ella a los fieles.

En la ceremonia del domingo Mons. Manuel Monteiro estará acompañado, además de por el arzobispo de Oviedo, Mons. Carlos Osoro, por los obispos de León, Mons. Julián López; de Santander, Mons. Vicente Giménez, y de Astorga, Mons. Camilo Lorenzo. Asistirán, además, sacerdotes de la diócesis y autoridades civiles, entre las que se esperan representantes del Gobierno regional y del Ayuntamiento.
Ése es el primer acto de un año que, coincidiendo con los aniversarios de las cruces que se veneran en la Catedral -la de los Ángeles y la de la Victoria- y a petición del Arzobispo, ha sido declarado santo en Asturias por el Vaticano, de modo que quienes peregrinen hasta la Catedral o hasta la Basílica de Covadonga podrán ganar la indulgencia plenaria -el perdón de todos sus pecados.

La Catedral está lista para recibir a los peregrinos. Todos los arciprestazgos de Oviedo han confirmado su visita y han reservado fecha y se esperan grupos de toda España e incluso del extranjero. Los peregrinos irán caminando desde la iglesia de San Isidoro hasta la basílica de San Salvador, a la que entrarán a las once y media de la mañana por la puerta de Peregrinos, en el pasaje de Santa Bárbara. Allí les recibirá un canónigo y se les entregará el «Libro del peregrino», con información sobre el año santo y el jubileo. A las doce en punto comenzará la misa de los peregrinos, que presidirá siempre que le sea posible el Arzobispo. Hasta las dos de la tarde permanecerá abierta la Cámara Santa, en la que se custodian las cruces de los Ángeles y de la Victoria y el Santo Sudario, cuya visita es condición indispensable para obtener la indulgencia, y volverá a reabrirse por la tarde, de cinco a seis.
El deán Ángel Pandavenes puntualiza que para ganar el jubileo no es necesario oír misa en la Catedral. Se puede comulgar en otra iglesia en un plazo de ocho días antes o después.
Las cruces se bajarán al Altar Mayor cuando los grupos de peregrinos sean muy numerosos, para no saturar la Cámara Santa, y por esa razón también se ha reforzado la seguridad en el templo.

La Catedral de Oviedo y la Basílica de Covadonga serán lugares jubilares. Mediante decisión de la penitenciaría apostólica de la Santa Sede, se comunicó al arzobispo de Oviedo, Mons. Carlos Osoro, que todos los fieles que acudan en 2008 a la Catedral y su Cámara Santa o a la Basílica de Covadonga podrán ganar indulgencia plenaria en las condiciones acostumbradas por la Iglesia, es decir: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice. La concesión se hace en respuesta a la petición realizada por Mons. Carlos Osoro a la Santa Sede con ocasión del jubileo 2008, en que se celebra el 1.200.º aniversario de la Cruz de la Victoria y el 1.100.º de la Cruz de los Ángeles.
Las indulgencias podrán ganarse durante un año, desde el comienzo del año jubilar, en la fiesta del bautismo del Señor, el 13 de enero. La decisión de la penitenciaría apostólica de la Santa Sede establece un amplio marco de concesión de las indulgencias: comienzo y clausura del año jubilar, solemnidades y fiestas litúrgicas, peregrinaciones en grupo a los lugares señalados, visitas privadas a las cruces o a la Santina con el rezo del padrenuestro, credo e invocación de María.

Enfermos e impedidos podrán participar de las gracias concedidas por el Papa Benedicto XVI uniéndose espiritualmente a aquellos que realicen alguna visita piadosa o peregrinen a la Catedral o a Covadonga.